¡Este artículo va de oposiciones! ¿Y por qué? Pues básicamente porque opositando tenemos muchas más opciones de conseguir nuestra querida y ansiada estabilidad laboral, antes que haciendo cualquier otra cosa. Sin embargo, el camino no es nada fácil (de ahí el título) y los pasos a seguir que deben darse para ello suelen causar rechazo inminente en la mayoría de las personas interesadas. No hay duda de que cuando te decides a opositar, te espera un largo camino que recorrer, pero ¿merece la pena?
La respuesta es sí. Merece mucho la pena, ya que opositando no sólo puedes lograr trabajar en el empleo de tus sueños, sino que además lograrás un puesto fijo que tanto buscamos hoy día mientras sufrimos la temida situación de precariedad laboral.
Volver a estudiar puede suponer un reto para todos nosotros, pero si lo hacemos bien y elegimos bien el camino, los obstáculos se convertirán en grandes hazañas que nos enseñen a combatir cualquier cosa. Por ello, en este artículo vamos a profundizar un poco en este tema para guiar y calmar a aquellas personas que quieran cambiar su situación, y presenten la valentía para intentarlo.
¡Empezamos!
¿Qué es una oposición y cómo puedo optar a una?
Lo primero que debemos saber para poder entender donde nos estamos metiendo, es qué es exactamente una oposición: las oposiciones son exámenes que las personas pueden hacer para conseguir un trabajo en el estado. En nuestro país, son muchas las personas que estudian y se preparan para estas pruebas para tener la oportunidad de trabajar en la administración pública, ya que conseguir una plaza en la administración te brinda muchas ventajas.
Por otro lado, es importante entender que cada oposición tiene sus propios requisitos y pruebas que los candidatos deben superar para obtener el puesto de trabajo, lo cual quiere decir, que si quiero optar a opositar para ser profesor primero debo informarme de qué estudios necesito tener para ello (y en su caso, es importante tener una carrera) ya que algunas oposiciones presentan requisitos académicos básicos para poder optar a ellas, y otras no.
De esta forma, antes de decantarnos por una tenemos que diferenciar si podemos presentarnos a ella o no, diferenciando entre las siguientes ramas o grupos:
- Grupo A: Es el nivel más alto y requiere titulación universitaria o máster académico. Algunos puestos que ocupan este grupo son jueces, fiscales, notarios, administradores civiles, inspectores de Hacienda, abogados del Estado, etc.
- Grupo B: Requiere Bachillerato, grados superiores o algunas titulaciones universitarias. Incluye puestos como técnico de hacienda, policía nacional, etc.
- Grupo C: Para puestos que no requieren titulación universitaria. Se divide en subgrupos C1 y C2; El C1 hace referencia a las personas que tengan un nivel de formación intermedio, como técnico de gestión de empleo, administrativo de la administración general del estado, o trabajador social (los requisitos suelen ser tener el título de Bachillerato o Formación Profesional de Grado Superior) y el C2 incluye a aquellos que dispongan de una formación más básica, como auxiliar administrativo o conserje (para personas con el graduado escolar o la ESO).
- Grupo E: Para puestos de personal laboral que no suelen requerir titulaciones académicas avanzadas (operarios, personal de limpieza, auxiliares de servicios generales, etc.).
Preparar las oposiciones.
Una vez hemos descubierto nuestra vocación y sabemos qué pasos debemos dar para poder optar a su oposición, es hora de preparar las oposiciones.
Lógicamente, lo que debemos saber a partir de ahora es que si queremos ser policías o buscamos ser juez y no tenemos la carrera ni tenemos el bachillerato, debemos sacarnos primero estos estudios para poder optar a una oposición. Una vez tengamos lo necesario, preparar las oposiciones es un camino difícil, pero gratificante.
Para preparar las oposiciones necesitaremos ayuda sí o sí ¡y más si es nuestra primera vez! Tal y como nos aconseja nuestra amiga Laura de Preparador PT Online, lo más importante es acudir a personal cualificado para que éste te ayude a organizar tu tiempo y no tengas que preocuparte por fechas, exámenes ni temario, ya que, de lo contrario, tendrías que estar atento a todo tú mismo ¡imagínate!
Para una persona que lleva tiempo sin estudiar, este proceso puede volverse completamente cuesta arriba, y si además trabaja, puede volverse loco intentando compaginar su vida con las oposiciones. Por eso, nuestro primer consejo se va a basar en contactar con profesionales que te ayuden en todo momento: puede ser una academia, una asociación, clases impartidas por docentes de una universidad ¡donde sea! Pero pide ayuda siempre que puedas.
Asimismo, otros consejos que puedes seguir son:
- Aprende a planificar tu tiempo.
Crea un plan de estudio detallado que incluya todas las materias que debes abordar y establece metas realistas a corto y largo plazo. Divide tu tiempo de estudio de manera equilibrada y establece horarios regulares.
Puedes usar el método pomodoro para estudiar ¡es bastante útil!
- Organiza tu lugar y tus recursos de estudio.
Mantén tus materiales de estudio ordenados y crea un espacio de estudio tranquilo y libre de distracciones. Utiliza técnicas de organización como resúmenes, esquemas y mapas mentales para facilitar la comprensión de la información.
- ¡No te olvides de descansar!
Es importante descansar adecuadamente para mantener la concentración y la productividad. Incluye pausas cortas durante tus sesiones de estudio y asegúrate de dormir lo suficiente para mantener tu mente fresca.
- Haz ejercicio y come bien.
Mantén un estilo de vida saludable incluyendo ejercicio diario y una alimentación equilibrada. El ejercicio físico puede ayudar a reducir el estrés y mejorar tu estado de ánimo, mientras que una dieta balanceada te proporcionará la energía necesaria para estudiar.
- Mantén la motivación bien alta.
Encuentra formas de mantenerte motivado a lo largo del proceso de preparación. Celebra tus logros, busca el apoyo de amigos o familiares, únete a grupos de estudio o busca la orientación de un profesor.
- Práctica a diario ¡no lo dejes!
Por último, realiza exámenes anteriores y pruebas para familiarizarte con el formato de los exámenes y mejorar tus habilidades de resolución de problemas. Recuerda que la práctica diaria te ayudará a ganar confianza y a identificar aquellas zonas en las que necesitas mejorar ¡es muy importante!