El pan es un alimento básico para nuestra salud.

Una de las acciones que hacemos cuando comenzamos una dieta es eliminar el pan. Puede ser que la dieta no la hayamos iniciado para adelgazar, sino para llevar una alimentación más saludable. Reducir drásticamente los hidratos de carbono o eliminarlos, es un grave error.

Los cereales son la base de la alimentación humana desde el neolítico. El pan es una de las formas de consumir cereales más popular.

La idea de que el pan engorda es errónea. Al menos de la manera en que lo pensamos. El cuerpo necesita energía para funcionar. Para respirar, bombear la sangre o pensar. Pero también para caminar, levantar peso, etc. La mayor parte de la energía que consumimos proviene de los hidratos de carbono. El pan es una fuente de energía.

El problema radica cuando consumimos más hidratos de carbono de los que gastamos. Esto viene determinado por la actividad física y la edad. En este caso tendemos a engordar. En caso contrario, perderemos peso, pero si eliminamos los hidratos de nuestra alimentación corremos el riesgo de padecer desórdenes alimentarios con graves consecuencias para nuestra salud.

Otro problema radica en el tipo de pan que consumimos. Tendemos a consumir panes industriales elaborados con harinas refinadas, en las que se han ido perdiendo nutrientes durante su elaboración, y a los que se han añadido ingredientes perniciosos como azúcares, grasas saturadas o conservantes químicos.

Los panaderos del Rincón del Segura, una panadería de Elche de la Sierra (Albacete) que llevan más de 30 años elaborando panes ecológicos artesanales, nos comentan que al comer pan artesanal integral, elaborado con granos procedentes de agricultura ecológica, aprovechamos mejor todo el potencial nutricional de este alimento.

La pirámide nutricional.

Todos hemos visto alguna vez ese gráfico triangular en el que los tipos de alimentos vienen agrupados por niveles y nos indican la frecuencia en la que es recomendable consumirlos. Se ha establecido por consenso entre la comunidad médica y los nutricionistas de todo el mundo. Como indica la web EFE Salud es una herramienta útil para promocionar un estilo de alimentación saludable.

En la base de la pirámide se encuentran una serie de pautas de estilo de vida: Hacer ejercicio físico como mínimo 60 minutos al día, beber un litro y medio de agua, tener un buen equilibrio energético y emocional.

En el siguiente nivel se encuentran los hidratos de carbono: los cereales, el pan, la pasta, las legumbres tiernas. Deben estar presentes en todas las comidas, pero siempre en función de nuestro nivel de actividad. Lo habitual es tomar entre 4 y 6 raciones al día.

La razón es porque nos aportan la energía suficiente para el funcionamiento del organismo. Los nutricionistas recomiendan que las harinas, pan y pastas estén elaboradas con cereales integrales; es decir, que conserven la cáscara, y de grano entero. Sin prescindir de ninguno de sus componentes.

En el tercer nivel están las frutas, verduras y el aceite de oliva virgen. Se recomienda consumir 5 raciones al día. Dos de verduras y tres de frutas. Se debe a que son fuente principal de vitaminas. Elementos que refuerzan varias funciones de nuestro organismo: el sistema inmunológico, el crecimiento o el funcionamiento celular.

Estos tres niveles son la base principal para tener una alimentación saludable. A lo que habría que añadir el cuarto nivel, que es de consumo variado diario. Eso incluye la ingestión de tres raciones de lácteos al día y el consumo de una ración de pescado, carne blanca, legumbres cocidas, huevos y frutos secos, que iremos combinando en las diferentes comidas a lo largo de la semana.

Otros alimentos como carnes rojas, embutidos, bollería, snacks o alcohol son de consumo ocasional. Algunos médicos recomiendan a los adultos tomar una copa de vino al día, porque mejora la circulación de la sangre o una copa de cerveza porque nos aportan antioxidantes.

Los cereales en la alimentación.

Los cereales están presentes en la alimentación cotidiana de todo el mundo. Con independencia de la parte del planeta a la que nos refiramos. Así, por ejemplo, en Asia es habitual consumir el arroz cocido. En el extremo oriente los habitantes comen un cuenco de arroz blanco sobre el que van colocando diferentes platos elaborados que mezclan en el mismo bol y comen con palillos.

En los países árabes elaboran panes con poca levadura como el pan de pita o el nan que a veces rellenan en una especie de bocadillo o les sirve para comer otros platos más elaborados, con las manos, sin utilizar cubiertos y sin ensuciarse.

En Etiopía se elabora el Injera. Un pan plano poroso que hace las veces de cobertura del plato y sobre el que se colocan montoncitos de otras elaboraciones. Los etíopes comen pegando pellizcos al pan con el que envuelven los bocados de comida.

Los pueblos americanos precolombinos hacían tortitas de maíz que luego enrollaban, rellenándolas con los guisos que habían cocinado. Esta es la base de la comida mexicana, de sus famosos tacos y fajitas.

Dice el doctor panameño Eduardo Vega que entre el arroz, el maíz y el trigo, los tres cereales que más se cultivan en todo el mundo, proveen más del 60% de las calorías y proteínas necesarias para nuestra dieta diaria.

Los cereales están presentes en nuestra alimentación desde que el hombre se hizo sedentario y desarrolló la agricultura. Hace más de 12.000 años. Desde entonces se han convertido en la columna vertebral del sector agrario y en el manantial más abundante de alimentación para la humanidad.

Beneficios de comer pan cada día.

El pan ha pasado de ser uno de esos alimentos que tachamos con una cruz para convertirse en un elemento clave para tener una alimentación sana y equilibrada. Algo que ha sucedido con otros productos como el aceite de oliva, el pescado azul o el vino tinto. En la revista digital de estilo de vida Estetic nos exponen varias razones para comer pan a diario. Te las comentamos brevemente:

  1. Es una manera de consumir cereales. Uno de los alimentos más completos nutricionalmente, inamovibles en la pirámide nutricional.
  2. Proporciona energía al cerebro y al sistema nervioso.
  3. Es una de las fuentes para cubrir las 6 raciones de hidratos de carbono que necesitamos diariamente.
  4. Contiene poca grasa. Por lo que es idóneo para aportarle a nuestro organismo los hidratos de carbono que necesita sin incorporar lípidos.
  5. Tiene un efecto saciante. Calma la sensación de hambre, evitando que comamos más de la cuenta o que recurramos a picar entre horas.
  6. El pan integral, por su alto contenido en fibra, contribuye a la regulación del tracto intestinal.
  7. Aportan vitaminas hidrosolubles del grupo B que nos ayudan a transformar los alimentos en energía. Son buenos para el crecimiento y reparación del cabello, la piel y las uñas. Son necesarios mantener un buen nivel de glóbulos rojos y plaquetas en nuestra sangre y para conservar en buen estado nuestro sistema nervioso.
  8. Aporta minerales como el calcio, el fósforo y el potasio.
  9. Es un alimento de fácil digestión, por lo que es adecuado para cualquier edad.
  10. Su aporte de energía lo hace adecuado para niños y adolescentes, por su gran actividad física.

Cualquier pan no vale.

Para hacer pan blanco industrial se utilizan harinas refinadas. En ese proceso, el grano de trigo ha perdido componentes como el salvado (la cáscara exterior) y el germen (el corazón de la semilla). Al mismo tiempo pierde fibra y minerales presentes en el grano. Esto se hace porque se acorta considerablemente los tiempos de elaboración del pan, y en menos tiempo se pueden fabricar más unidades.

Para hacer pan artesano, cada pieza hay que dejarla reposar unas 6 horas antes de meterlas en un horno. Las panificadoras industriales en 2 horas y media tienen hechas las unidades. Introducen la masa con aditivos químicos en una máquina que acelera los procesos de fermentación, cuecen en mitad de tiempo cada pieza y la congelan. Después, en los puntos de venta se descongelará el producto y se le dará un golpe de horno antes de ponerlo a la venta.

Un pan artesano se mantiene fresco de 3 a 5 días, mientras el pan de panificadora se va deteriorándose en horas, quedando duro al día siguiente. Con la producción industrial de pan se consigue fabricar una gran cantidad de producto a bajo costo; sin embargo, el nivel de calidad y nutricional es enormemente inferior.

Otra de las diferencias que encontramos entre unos panes y otros es la variedad de trigo utilizado en la elaboración. Para aumentar la producción y bajar el coste, los grandes fabricantes compran variedades de trigo transgénico, con las semillas diseñadas genéticamente. Estas plantas producen grandes cosechas, pero de una calidad inferior.

Algunos artesanos del pan se han decidido a rescatar variedades antiguas de trigo como el trigo espelta o el trigo sarraceno, que aunque menos productivas, tienen más sabor y se ha demostrado que contienen propiedades que favorecen la salud cardiovascular.

No es recomendable eliminar el pan de nuestra alimentación diaria, pero ya que lo consumimos, es preferible comer un pan artesano de calidad. Nuestra salud y nuestro paladar lo agradecerán.

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