Aunque soplar velas puede resultar un deporte, según los años que uno cumpla y las que le pongan en su tarta, cuando hablamos de vela deportiva, no nos referimos a esos cilindros de cera que se prenden por una mecha. Hablamos del deporte náutico por excelencia. Ese en el que participan sus majestades los reyes y cuya competición es conocida como regata.
La vela como tal, consiste en el manejo de un barco que se impulsa por el viento cuando la embarcación, despliega sus grandes velas. De ahí que se le llame barco velero. Los barcos veleros han sido una parte fundamental en la historia de la civilización, pues desde su invención, sus utilidades han sido un gran aporte a la hora de proporcionar movilidad a los seres humanos. Comercio, trasporte, pesca o la misma guerra, han sido posibles gracias a la aparición milenios atrás, de estos barcos.
Como aseguran los amigos de Cuerdas Valero, un buen barco de vela, debe contar con unas buenas cuerdas para realizar los amarres, manejar las velas y tripular la embarcación. La importancia de los nudos marineros, es vital a la hora de echarse a la mar.
Aunque los barcos de vela se remontan a tiempos del antiguo Egipto, quizá antes, la realidad es que no fue hasta la Edad Media que los avances en navegación, permitieron construir barcos que facilitaran a los exploradores hacer travesías más largas en busca de nuevos horizontes.
Ya en el siglo XVII, se instauró la navegación de recreo y la deportiva, a manos del rey Carlos II de Inglaterra quien, tras su exilio en Holanda, convirtió la navegación en barco de vela en deporte. A mediados del siglo XIX, Estados Unidos, envió una goleta para competir con las embarcaciones británicas en la Queen Cup, dando origen a la competición más antigua y vigente en la actualidad: la Copa de América.
Con la invención del motor de vapor y su aplicación a la náutica, los veleros fueron relegados a su uso lúdico y deportivo.
El paso del tiempo y la evolución de los materiales para su fabricación han conllevado grandes cambios en la náutica a lo largo del pasado siglo. La utilización de fibra de carbono y aluminio, han propiciado que las embarcaciones, al ser más ligeras, alcancen mayor velocidad.
Dentro de las embarcaciones de vela, podemos distinguir entre la vela ligera y la vela de crucero. La primera de inferior tamaño, ha de ser guardada tras su uso. Las de crucero, de mayor eslora, se mantienen en el agua y requieren de un mantenimiento especifico y cuidado.
Material del velero según su utilidad
Son diversos y variados los materiales que pueden utilizarse en la fabricación de veleros. Según la utilidad que se le vaya a dar y los costes que genere su fabricación. Teniendo en cuenta esta consideración, podemos encontrar en el mercado los siguientes tipos de velero a tenor de los materiales empleados en su construcción:
– Barcos de madera. Elegancia a espuertas pero que requieren un mantenimiento exhaustivo, sobre todo cuando se ubican en zonas tropicales.
– Buques de fibra de vidrio. El material más utilizado tanto por su economía como por su sencillez y acabado. Generalmente se utiliza en la fabricación de embarcaciones que van a ser poco utilizadas y pasarán la mayor parte de su vida amarradas a puerto.
– Buques de ferrocemento. Muy utilizado en los años sesenta, se trata de un material muy barato pero que solamente puede utilizarse en la estructura del barco. Es muy seguro para la navegación y su mantenimiento también es sencillo. Su mayor inconveniente es que las embarcaciones fabricadas con este material, son muy pesadas.
– Barcos de acero. El material más empleado para construir grandes embarcaciones. Su dureza y versatilidad a la hora de dar forma a la estructura del barco son sus mayores ventajas. En contra, la necesidad de hacer tratamientos antioxidantes ya que de ellos depende la duración del barco. Por otro lado, el acero no tiene propiedades aislantes con lo que las temperaturas en el interior del barco pueden llegar a ser extremas.
– Barcos de aluminio. Dureza y peso ideales, así como la ductilidad que ofrecen frente a impactos sin llegar a fracturarse. No requieren pinturas especiales para evitar la corrosión.
A parte de la estructura, algo fundamental en los barcos de vela, es la propia vela. Estas grandes telas que dan impulso al navío, han variado notablemente a lo largo de la historia. Desde la forma redonda, hasta la triangular, pasando por las cuadradas.
En tiempos de Egipto, las velas eran fabricadas con corteza de papiro. Los romanos utilizaban lino y los pueblos colindantes, esparto y tallos. En oriente, los avezados chinos, sujetaban las velas fabricadas con algodón mediante cañas.
En la actualidad, las velas se fabrican con distintos materiales según la utilidad. Nylon para velas de tipo spinnaker resistentes y flexibles para ceder con los tirones del viento. Dacrón, tan resistente como el nylon, pero con menor flexibilidad para velas de tipo copo o la vela mayor que no debe embolsar el aire. Kevar, material recio y ligero, poco utilizado por ser más costoso y sensible a los rayos ultravioleta.
Competiciones de vela
Dentro de las competiciones deportivas podemos distinguir tres modalidades:
– Triángulos olímpicos: las regatas se disputan por equipos. El recorrido a seguir, tiene forma triangular y se delimita por boyas. Los veleros deben seguir un orden determinado para tomar cada boya y la distancia entre estas, varía según el tipo de velero que participe en la regata.
– Regatas: estas competiciones se desarrollan generalmente en aguas del litoral, lagos o lagunas. Los regatistas deben hacer un recorrido delimitado por boyas y las rutas se planifican de manera que los regatistas puedan aplicar las técnicas de navegación que conozcan.
– Regatas oceánicas: como su nombre indica, se realizan en rutas oceánicas, establecidas entre dos puntos. Debe hacerse el recorrido en el menor tiempo posible y eligiendo la mejor ruta posible. Se trata de la modalidad más completa y a la vez complicada. Los competidores deben evitar las rutas donde pueda aparecer una tormenta o zonas donde no haya viento y deben hacerlo sin recibir ningún tipo de ayuda o apoyo externo.
En cualquiera de sus modalidades que, a su vez cuentan con diferentes categorías, precisa de estrategia para lograr alcanzar la meta, así mismo, una buena preparación es necesaria para poder improvisas frente a las condiciones meteorológicas cambiantes que existen en las zonas donde se desarrollan las pruebas y competiciones. Este punto es donde se encuentra la mayor dificultad para los regatistas.
Al margen de la competición, la vela recreativa ofrece al aficionado la posibilidad de practicar este deporte sin el estrés que supone la competición. Convertirse en un marino experto para poder disfrutar de una travesía sin mayor pretensión es todo un arte. Aprender a desplazarse en un velero sin la necesidad de seguir una determinada ruta es para muchos tan importante como la propia competición.
Cabe señalar, que existen embarcaciones, tipo yate que, combinan vela y motor que pueden ser disfrutadas tanto como veleros, como embarcaciones a motor ligeras, ya que cuentan con poca potencia.
Está claro que la navegación en barco velero es una experiencia fuera del ámbito deportivo y que puede disfrutarse de manera meramente lúdica. Si bien es cierto que este deporte ha sido considerado como de lujo y exclusivo, debido a sus elevados costes (no todo el mundo puede tener un velero en su garaje), durante los últimos años, ha aumentado el número de escuelas náuticas.
Para aquellos amantes de la navegación que carecen de recursos, apuntarse a uno de estos clubes, puede darle la posibilidad de aprender sobre navegación, sobre veleros y, además, utilizar sus materiales e instalaciones para disfrutar de la práctica de este deporte a precios más asequibles.
También hay que considerar la posibilidad de adquirir los materiales de segundamano a precios más económicos.
No hay que olvidar que para llevar embarcaciones de dimensiones superiores a los seis metros de eslora, es necesario obtener una licencia. Valida también para federarse si es pretensión competir.
A nivel físico, el deporte de la vela, requiere de un entrenamiento completo. Este puede hacerse en tierra o en el agua. Es necesario un buen entrenamiento cardiovascular y otro de fuerza y resistencia, puesto que las condiciones de navegación pueden requerir una destreza y habilidad para hacerse con los mandos del velero. Izar las velas, requiere no solo de técnica, también, de fuerza. Del mismo modo, un buen entrenamiento, no solo mejorará la fuerza y agilidad, sino que también será preventivo de lesiones.
La práctica de este deporte, conlleva así mismo una serie de riesgos y beneficios que hay que considerar. Mayormente se obtienen beneficios como la mejora de capacidades estratégicas y de concentración, fomenta la responsabilidad y el respeto por el medioambiente. Desarrolla la conciencia espacial y la coordinación y combate el estrés además que ayuda a socializar y a trabajar en equipo, entre otros.
Como riesgos, las posibles lesiones que puedan producirse por las sobrecargas, esfuerzos o malas posiciones tomadas durante una travesía. Ciertamente, los riesgos físicos están ahí y hay que contar con ellos para evitarlos.
Por todo lo demás, la vela, sea en modalidad de competición o de recreo, es un deporte que merece la pena probar.