Los colores de una casa te pueden hacer cambiar tu vida

No es fácil de contar estas historias, incluso algunas veces puedes quedar como un friki. Pero ya os digo que es cierto. Para conocerlo mas a fondo hay que conocer lo que se llama la cromoterapia. Otros lo llaman terapia del color, y no es más que una práctica dentro de la medicina alternativa y considerada como pseudoterapia​ que asegura que la luz de color o los entornos que tienen determinado color son útiles para el tratamiento de enfermedades o mejorar la salud. ¿Cómo te quedas?

Pues yo os puedo contar una historia que quizás lo entiendas mucho mejor. Y sí, vamos a empezar con eso tan famoso de Había una vez un matrimonio… Sí, somos nosotros, mi mujer y yo, que vivíamos en una casa que cuando la compramos pensamos que iba a ser la de nuestra felicidad y para siempre. Teníamos casi 30 años y no os engaño cuando os digo que éramos de esas parejas que viven todo con pasión. Éramos pasión en la cama, pero también en todo lo que hacíamos. Hasta el punto de que nos encantaba la decoración y diseñar los interiores de nuestra casa. Recuerdo que cuando otros se iban de fiesta o de casa rural, nosotros nos quedábamos haciendo pequeños detallitos en casa. Y oye, que éramos felices. Muy felices. Pero como suele pasar en todas las historias bonitas, de repente llegó la monotonía. Llegó la falta de pasión. Llegó lo que nunca piensas que puede pasar, pero ocurre. Y fuimos los dos los que empezamos a sentir que nuestras vidas se habían vuelto un poco monótonas y aburridas.

Es una pena pero siempre pasa lo mismo. Y esto es lo que hace que relaciones que han sido de 10 se vayan pasando a un 3,2,1…Y es una pena que ocurra porque la pasión lo mata todo. Y llegaron las discusiones. Un día, mientras discutíamos de cómo podíamos mejorar nuestra relación, una especie de terapia de grupo, pues de repente dije o mejor dicho, exclame “Vamos a pintar cada habitación de un color diferente”. La cara de mi mujer fue un poema. Noté que no le había gustado nada. Pero según se lo fue explicando, parece que fue entrando por el aro. Tuvimos que llamar a los profesionales de DeColor para que nos fueran comentando las tendencias de colores que había en el mercado.

Y la primera medida que tomamos fue comenzar con el dormitorio. Ese lugar en el que habíamos pasado tantos momentos para el recuerdo, de pasión, de diversión. Pues nada, apostamos por un tono suave y relajante que nos iban a transmitir calma y serenidad. Y es que lejos de pensar que podíamos apostar por una habitación roja, al estilo de la famosa habitación de Sombras de Grey, creo que lo que necesitábamos era sentirnos, rozar nuestro cuerpo volvernos a conocer, pero siempre desde el respeto.

La vida de otro color

La elección del color fue solo el principio de esta terapía. Cuando terminamos de pintar, descubrimos que el ambiente de la habitación había cambiado por completo. Ya no era lo mismo. Después de esto, poco a poco fuimos recuperando esta picardía, ese atrevimiento que teníamos cuando éramos jóvenes y que había desaparecido. Luego llegó el momento de pintar la sala de estar de un tono cálido y acogedor, el despacho donde yo teletrabajo, lo pintamos de un azul fresco y tranquilizador. Y también pintamos la cocina en este caso de un amarillo brillante y con mucha energía.

Con cada habitación que hemos pintando, nuestras sensaciones y emociones iban cambiado y parecía que nos mostrábamos como antes. Ya no estábamos atrapados en esa rutina del día a día que tanto daño nos había hecho. Íbamos pasando a un mejor ambiente y pasear por las habitaciones era cómo visitar un mundo nuevo de sensaciones. Habíamos metido una válvula de oxígeno a nuestras vidas.

De repente, nuestra casa se había convertido en un lienzo que era una fuente constante de exploración y descubrimiento. Habíamos cambiado nuestras habitaciones, pero también nuestras vidas. Y sí, desde ese día creemos en la cromoterapia a muerte.

Y así, nos dimos cuenta de que el color era mucho más que simple decoración. El color era transformar, inspirar y enriquecer nuestras vidas. Ahora, cada vez que entramos en nuestra casa, sentimos un estallido de vitalidad y energía que nos recuerda a nuestros años de juventud,y eso la verdad es que mola. Y sí, todo esto fue tan sencillo cómo darle otro color a nuestra vida.

 

 

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