Llega un momento en nuestra vida en el que tenemos que empezar a pensar en nuestro futuro más inmediato. Cuando entramos en los veinte años, estoy segura, todos empezamos a sentir el gusanillo inquieto en nuestro estómago que nos mueve a hacernos imaginar cómo sería la maravillosa aventura de vivir solos.
Pero, cuando esto se nos pasa por la cabeza, nos entra el miedo: miedo a no tener dinero, a no ser capaces de mantenernos nosotros mismos, a no saber hacer la comida o las cosas que hacen nuestros padres por nosotros… Y es normal, toda la vida hemos estado siendo cuidado por otras personas, pero el paso a la vida adulta es romper con esto y empezar a tomar las riendas de nuestra vida de una vez.
Y una de las decisiones que, como adultos, hemos de tomar, es una que va a marcar, con toda probabilidad, los años venideros de nuestra vida: ¿alquilar una casa… o comprarla?
¿Somos realmente consciente de lo que supone para nosotros tomar la decisión de “irnos a vivir solos”?
Muchos de nosotros, cuando llegamos a cierta edad, estamos deseando irnos a vivir solos para, por fin, poder tener nuestra intimidad (seamos sinceros, y para no tener encima esas voces que nos dicen lo que tenemos que hacer la mayor parte del día).
En consecuencia, cuando cumplimos los veinte (algunos, como yo -que he pasado una infancia bastante complicada-, desde los catorce), empezamos a soñar con lo que significaría para nosotros poder coger todas nuestras cosas, buscar nuestro sitio ideal en la ciudad que más nos guste… y dar ese salto hacia una nueva vida llena de felicidad.
Muchos tenemos en la cabeza que, cuando nos vamos de casa, tendremos que pagar alquiler, luz, agua, y comida. ¡Y poco más! Pero no muchos saben que vivir solos supone una serie de obligaciones extra NO económicas con la que la mayoría no cuenta al principio… y que, una vez se encuentra solo en casa, ¡empieza a notar!
- Hacer de comer.
- Limpiar, tender, recoger, doblar y guardar la ropa.
- Limpiar toda la casa (polvo, barrer, fregar el suelo, las ventanas…).
- Y un largo etcétera con el que no quiero aburrirte ni agobiarte.
¿Cómo busco casa?
Hay mil formas:
- Plataformas de internet
- Teléfonos de los carteles en las casas
- El boca a boca
- Inmobiliarias
Muchas personas decidimos no calentarnos la cabeza y recurrir a la inmobiliaria. Porque en ella no solo se gestionan compras, sino alquileres. Y, aunque a veces (no siempre) hay que pagarles por su trabajo, nos ayudan a encontrar exactamente la casa que necesitamos.
Desde Segohouse, de hecho, nos comentan que la venta y los alquileres a jóvenes se ha visto incrementada en los últimos años, por lo que se nota las ganas de la juventud de irse a vivir sola cuanto antes.
¿En qué consiste alquilar una casa?
Alquilar una casa es algo muy sencillo de explicar y de comprender, pero algo muy difícil de conseguir, tal y como está el mercado laboral. Alquiler una casa no es más que hablar con un arrendador (es decir, la persona que dispone de una vivienda para alquilarla) y conseguir que nos la deje a un precio que nos podamos permitir alquilar, siempre bajo un contrato y unas condiciones establecidas.
¿Qué es lo difícil de alquilar? Las altas exigencias que, hoy día, nos piden. Por ejemplo, para alquiler en mi tierra, en Cádiz, puedes encontrar los siguientes requisitos:
- Ingresos mínimos de 1200€ por miembro de la pareja (para casas de 600€ pequeñísimas, algo que no comprendo).
- Abonar la correspondiente fianza (A menudo, por el precio de una mensualidad. Es decir, pagas dos meses el primer mes… fianza que, en el 99% de los casos, JAMÁS se devuelve. Siempre buscan cualquier excusa).
- Que seas profesor y militar (¿Qué pasa con el resto de las personas, no podrán nunca alquilarse una casa?).
- Dejar la casa libre en verano (Porque, seamos sinceros, muchos de los que alquilan parecen que solo quieren a personas que viven en temporada escolar pero que se vayan en verano, para poder alquilársela a turistas y ganarse un dinero extra bastante jugoso).
Solo con esto, ya puedes hacerte una idea de lo complicado que es alquilar una casa para ti solo… ¡sobre todo cuando tienes unos ingresos coquetos para ti solo! Accede a esta noticia y compruébalo por ti mismo”.
¿Y en qué consiste comprar una casa?
Todos sabemos lo que conlleva comprar una casa. En vez de alquilarla por meses y, cuando lo desees (o cuando termine el contrato) te largas, en esta casa estás asumiendo un lugar que vas a hacer tuyo el resto de tu vida. Es decir, mientras que en el alquiler dejas las puertas abiertas para irte cuando lo desees… en la compra aceptas la idea (y, por ello, buscas con mucho más esmero hasta dar con la idónea) de que la casa que estas comprando es aquella en la que vas a vivir el resto de tu vida (y que luego, tras tu lejano, muy lejano fallecimiento, pasará a ser de tus descendientes). Digamos que un alquiler es un paso para poder irte a otra casa, y que comprar una casa es proyecto en el que te vas a sumergir para toda la vida.
¿Cuál es la diferencia fundamental entre ambas? La hipoteca. Antiguamente, la hipoteca era algo de lo que todo el mundo huía, porque era algo que, si no eras capaz de pagar o de afrontar, el banco que quitaba todas tus pertenencias y pasaban a ser del banco. En consecuencia, el miedo a afrontar los gastos de una hipoteca se hace mucho mayor que la realidad y, en lugar de comprarla… alquilar una casa se hace más jugoso.
Pero ¿qué es mejor: alquiler o comprar?
Ventajas y desventajas de alquiler una vivienda
Para ayudaros un poco, vamos a finalizar el artículo hablándoos de las ventajas y desventajas de cada una de las dos opciones. Y, primero, empezaremos por los alquileres, lo más demandado entre los jóvenes:
Ventajas
- Para alquilar una casa, basta con demostrar unos ingresos mínimos (es decir, estar trabajando o, en su defecto, disponer de un aval, ya sea tu padre, tu madre, tu hermano o tu mejor amigo del alma). Con esto, el dinero del primer mes y la fianza, ya podrás entrar a vivir en una casa de alquiler.
- Una de las mayores ventajas es que, al alquilar una casa, NO eres tú quien se ocupa del seguro, los impuestos, los desperfectos, ni esa relación de cosas que encarecen la vivienda: se encarga el que te la alquila.
- Siempre será más económico que comprar una casa, sobre todo si no vives en grandes ciudades céntricas o turísticas.
- Si, con el tiempo, descubres que no te gusta… puedes irte a otra cuando finalice tu contrato (o antes, pero pierdes ciertos derechos).
Desventajas
- Normalmente, el tiempo de permanencia en la vivienda suele ser entre seis meses y un año. Esto quiere decir que, si entras y no te gusta, vas a tener que esperar un tiempo antes de irte, para no perder la fianza (aunque siempre la vas a perder, lo digo por experiencia).
- En mi opinión, lo peor para mí es que el dueño de la vivienda debe darte permiso para pode realizar cambios en el interior de la casa (colgar cuadros, cambiar muebles). Si no te deja, tendrás que aguantarte.
- A veces, puedes encontrarte, por las prisas, casas en mal estado: a mí me alquilaron en Santiago una casa que no tenía toma de tierra (y casi me electrocuto en la lavadora), que pasaba por detrás el horno un cable de plástico del gas (¡podría haber explotado) y con tantas humedades que no sé cómo no me puse enferma (porque la humedad es horrorosa…).
En resumen, esas son las más dignas de mención.
Ventajas y desventajas de comprar una vivienda
A continuación, hablemos de las ventajas y desventajas de comprar una vivienda:
Ventajas
- Puedes hacer lo que quieras con ella. Porque los alquileres muchas veces no te permiten destinarla a un uso laboral… ¡pero esta vez es tuya! Puedes hacer lo que quieras, incluso cambiar muebles.
- Por supuesto, la estabilidad es mucho más notable. Porque no tendrás miedo a que te suban el alquiler año tras año, la hipoteca fija es estable y siempre vas a pagar lo mismo. Eso sí, asegúrate de que puedes pagarla.
- Con el tiempo, se revalorizará y podrás venderla a un precio mayor. Si con el paso de los años deseas irte a otro sitio, es posible que puedas venderla a un precio aún mayor por el que la has comprado. ¡Es genial!
Desventajas
- Es una decisión a largo plazo. Comprar una casa supone pensar muy bien en tu futuro y tener muy claro dónde vas a querer vivir el resto de tu vida. Por lo tanto, céntrate y tenlo muy claro antes de decidirte a dar el paso.
- ¡Gastos! Comunidad, seguro, impuestos… Ya te hemos dicho que una casa es cara, ¡mucho más que alquilarla! Así que prepárate para afrontarlos.
- ¿Has oído hablar de los desahucios? Esos que, si eres okupa, no te afectan… pero si eres una persona cualquiera y no puedes pagar en dos o tres meses la hipoteca, empieza a ser una realidad en tu vida? Te llega una carta de aviso y, en caso de que no seas capaz de afrontarlo en el tiempo que ellos lo digan… te echan.
¿Alquiler o vivienda?
¿Qué piensas que es mejor para tu presente? Yo, una viajera que no para de ir de un lado para otro, prefiero el alquiler (¡incluso la caravana!).
Pero, ahora, te toca mirar y decidir a ti.